Os conocisteis hace unos años y la pasión por la moto os unió casi de inmediato. Cada uno había hecho sus pinitos viajando aquí y allí a veces solos, a veces acompañados, pero siempre anhelando encontrar esa persona definitiva con la que descubrir el mundo.
En estos años habéis recorrido gran parte de España y Europa a lomos de una moto que comprasteis a medias cuando la cosa se puso seria. No ha sido fácil convencer a la familia de que el coche no es lo vuestro, ni procurar que no se preocupen demasiado con cada nueva aventura, ni explicar en las cenas con amigos el gusanillo que os entra en cuanto os ponéis a organizar la próxima ruta, ni cuadrar las vacaciones para coincidir ambos.
Cada viaje juntos es casi un nuevo comienzo, una manera de descubrir nuevas facetas del otro, de meteros en líos, atascos, callejones sin salida y solventarlos así sobre la marcha, con su inteligencia y tu habilidad para orientarte en cualquier parte, con su buena maña para los idiomas y ese echarse ‘palante’ y tu capacidad para estirar el presupuesto sacando algo del bolsillo siempre en el momento justo. ¿Qué sería de vosotros sin tus ‘por si acaso’ y sus ‘esto hay que verlo’? Y así vais por la vida… pilotando.
¿Es esta vuestra historia? ¿Os sentís identificados? ¡Felicidades por vuestra inmensa suerte! Para vosotros y todas esas parejas que comparten amor y carretera inauguramos en nuestro blog una sección especial de viajes y comenzamos con un recorrido por el valle del Loira y sus castillos. ¿A qué esperáis para hacer el equipaje?
Valle del Loira, un tesoro en el corazón de Francia
Como te decíamos, a ambas riberas de la parte media y baja del río hay más de 70 castillos de diversa importancia, pero verlos todos puede suponer una sobredosis de almenas e intrigas palaciegas difícil de asimilar, así que hemos hecho una pequeña selección con los 10 más importantes y visitados. Entre otras cosas, porque no puedes dejar de conocer la cultura vinícola de esta parte de Francia, adentrarte en sus cuidados jardines y saborear su rica gastronomía.
Para llegar al corazón de la región, Tours, tienes un recorrido de entre 9 y 10 horas. Desde Barcelona, pasarás por las autopistas francesas A9, A75, A71 y A85. Saliendo de Madrid, y una vez en Irún, tendrás que coger la A63 y la A10. Lo sentimos pero todas sin excepción tienen peaje. Recuerda que la velocidad máxima en el país galo es de 130 kilómetros hora y que es obligatorio pilotar con guantes homologados -piloto y copiloto- y llevar chaleco reflectante en la moto.
¡Ah! Preparaos para una climatología bastante imprevisible. Hasta en verano es muy posible que en un mismo día veáis el sol, la lluvia y hasta paséis algo de frío. Lo mejor es que os decantéis por prendas versátiles impermeables y con forros térmicos extraibles.
Castillo de Chambord
El foco de atracción principal es su escalera de caracol central, cuyos planos se atribuyen a Leonardo da Vinci, y que permite el acceso a los diferentes pisos. Se dice que una persona puede subir y otra bajar sin cruzarse debido a su doble espiral.
Aparte de probar si esto es realmente así, os recomendamos dar una vuelta por sus terrazas repletas de torres, chimeneas y campanarios. Desde allí podréis perder la vista sobre los cuidados jardines y el extenso pabellón de caza, actualmente reserva nacional de caza y fauna salvaje. Por si os interesa, hay visitas guiadas en 4×4.
Por último, en las inmediaciones del castillo es habitual la celebración de un pequeño mercadillo donde probar y comprar vino y diferentes especialidades gastronómicas de la zona como queso o mermelada natural.
Castillo de Chaumont
Desde 1992, Chaumont acoge el Festival Internacional de Jardines, un evento para ensalzar la tradición francesa por la decoración de jardines. Quizás de entrada no os llame mucho lo de pasearos para ver flores, pero te aseguramos que merece la pena porque son verdaderas obras de arte.
Castillo de Blois
El château está enclavado en el centro de Blois, un pequeño pueblo con mucho encanto y muy, muy tranquilo. Como suele ser habitual en Francia (al menos en las zonas más turísticas y, por supuesto, en París) no te sorprendas si te sientas en cualquier terracita y te cobran un café a precio de oro.
Te decimos esto porque frente al castillo se sitúa la Casa de la Magia con un particular espectáculo de dragones que se desarrolla cada 15 o 20 minutos. Es muy habitual sentarse en alguna de las cafeterías que están entre el castillo y la Casa de la Magia para disfrutar de este entretenimiento gratuito. ¡Avisados quedáis para que no se os atragante la consumición!
Castillo de Cheverny
Como anécdota, Cheverny inspiró al dibujante Hergé -padre de Tintín- para dibujar Moulinsart, la mansión de los antepasados del capitán Haddock. De hecho, el castillo alberga la exposición permanente ‘Los secretos de Moulinsart’, dedicada a las aventuras de este personaje.
Cheverny es también el nombre de un viñedo, cuyos tintos, rosados y blancos podrás degustar en la Maison des Vins, justo a la entrada del castillo.
Castillo de Amboise
Por supuesto, su castillo merece una visita por muchas razones, entre ellas, allí está la tumba de Leonardo da Vinci. Situado en un promontorio, tiene también una estupenda vista panorámica del Loira y de los tejados de pizarra inclinadísimos a dos aguas de Amboise.
Es el más antiguo de todos los châteaux del Valle del Loira, y desde un punto de vista histórico, tiene gran importancia ya que fue residencia oficial de la corte francesa antes de que Versalles se convirtiese en el centro del poder. Allí nació Charles VIII y François I pasó su juventud. Llegó a tener más de 300 habitaciones. Por desgracia, durante la Revolución Francesa fue confiscado, quemado y parcialmente destruido. También sirvió como hospital de campaña durante la II Guerra Mundial lo que no ayudó a su conservación.
A pesar de todos estos avatares, Amboise recuperó la belleza de antaño y hoy es posible caminar por sus cuidados jardines y observar la convivencia de corrientes arquitectónicas tan diferentes como el gótico flamígero o el estilo renacentista.
Castillo de Azay-le-Rideau
A partir de ese momento, fue cambiando de dueños hasta que en 1905 pasó a manos del Estado. Debemos su aspecto actual, como un perfecto castillo de cuento de hadas, a la familia Biencourt que en el siglo XIX realizó importantes reformas, además de convertir el parque en un jardín inglés. Por su parte, y ya en el siglo XX, el Gobierno francés acometió toda la restauración del interior del castillo.
Castillo de Chenonceau
Se erige sobre el río Cher, otro de los afluentes del Loira, y está construido sobre los cimientos del antiguo molino fortificado. Para visitarlo de una manera tranquila y sin agobios, lo mejor es madrugar e ir a primera hora. Según avanza el día, el castillo se llena de visitantes y es realmente incómodo moverse para ver las diferentes salas.
Chenonceau también es famoso por sus exteriores. Es posible visitarlo a pie o en bici y desde ya os decimos que la segunda opción es mejor si quieres recorrer todo el espacio verde del que dispone.
Para que os hagáis una idea, solo los jardines de Diane de Poitiers y Caterina de’ Medici suman 17.000 metros cuadrados. Aparte, podéis andar a vuestras anchas por el laberinto, el jardín verde, el vergel de las flores o la granja, un soberbio conjunto del siglo XVI. Cuando los veáis, os podréis imaginar el ejército de jardineros que trabaja en el castillo. Por cierto, toda la ornamentación floral de cada estancia del château se realiza a diario.
Castillo de Valençay
Castillo de Loches
Castillo de Villandry
Actualmente es propiedad de la familia Carvallo. Sí, tal y como estás pensando, el apellido es de origen español. Joachim Carvallo, un médico de Don Benito (Badajoz) lo compró junto a su esposa norteamericana Ann Coleman en 1906. Lo cierto es que el dinero lo puso ella ya que era la heredera de un importante negocio siderúrgico. Carvallo y su familia -tenían 3 hijos- se establecieron en Villandry. Él abandonó la medicina y se dedicó el resto de su vida a devolver el esplendor pasado a una propiedad que adquirió en semiruina por 120.00 francos de la época.
Sin duda lo consiguió. Hay quien dice que sus jardines no tienen nada que envidiar a los de Versalles. Por cierto, esa primera recuperación a principios del siglo XX fue obra de dos paisajistas andaluces, Antonio Lozano y Javier de Winthuysen, inspirándose en diferentes palacios del siglo XVI y en los jardines de abadías benedictinas.
Es muy interesante. La ruta motera de los castillos del Loira. Procuraremos hacerla el próximo año.
Gracias
Muy interesante articulo. Tenemos previsto hacer esta ruta.