Una de las mayores preocupaciones que tenemos los propietarios de un vehículo es evitar que nos lo roben. La sensación de vacío interior, impotencia y desesperación seguidos por una arritmia cardíaca enloquecida que se experimenta cuando vas a buscar la moto y no está donde la dejaste es casi indescriptible. Esta sensación llega a su clímax cuando vas a comisaría a denunciar y te das cuenta que es más fácil que te toque la lotería sin comprar ni un número que recuperar tu apreciado y queridísimo medio de locomoción en condiciones para ser usado de nuevo.
Según los más expertos, si un caco quiere apoderarse de algo es casi imposible detenerlo, pero también es cierto que si puede escoger entre algo fácil de robar o algo difícil, se decantará por lo fácil.
La mayoría de nosotros usamos diferentes modelos de candados, cadenas, cancelas, etc., podemos leer en un post anterior los consejos para anclar vuestra moto, pero hay un elemento con un uso quizás no tan extendido pero con un nivel de eficacia muy bueno. Es la instalación de una alarma sonora.
Una buena alarma de moto proporciona ante todo un factor sorpresa inesperada por el ladrón. Al intentar manipular el vehículo, un dispositivo sensible al movimiento se pone en marcha, y la alarma dispara una sirena (habitualmente de unos 125db) que, aparte de llamar la atención a la gente que está cerca del vehículo, asusta a nuestro caco, y debido al follón organizado con la sirena se siente observado y se va.
La alarma, en caso de activación, debe inmovilizar la moto, cortando el suministro eléctrico al motor, impidiendo su puesta en marcha.
Lo más conveniente es poder conectar y desconectar nuestro dispositivo mediante un mando a distancia, de manera que sin este sea complicado poner la moto en marcha, al menos de una manera rápida y sencilla.
Si queremos subir un nivel de sofisticación, existen modelos de alarma que al dispararse envían una señal de aviso al mando, con un radio de acción de cerca de 500 metros, que nos permite actuar rápidamente para frustrar los deseos del caco. Incluso es posible configurarlas para que, al activarse, nos envíe la señal al mando sin que se dispare el aviso acústico y/o luminoso en la moto, como por ejemplo, para sorprender a nuestro ‘amigo’ en acción. Estos modelos utilizan tecnología bidireccional mando – módulo, y suelen indicar si la alarma está apagada o si hay algún problema en la conexión, cambios de programación, etc.
Lo mejor de todo lo expuesto es que hay modelos para todos los presupuestos (encontramos algunos a partir de unos 35 euros, como por ejemplo la On Alert Silver Series), y su montaje no suele requerir conocimientos muy técnicos. Si lo comparamos con el valor de la moto y su efectividad, no hay excusa para no hacernos con una.