Causar un accidente de manera fortuita o por una imprudencia y abandonar el lugar de los hechos ya es considerado un delito. Muchos motoristas no lo saben y siguen pensando que está considerado una imprudencia leve, pero no. Desde el pasado 3 de marzo que entró en vigor la reforma de Código Penal, huir está castigado con penas de prisión que van de 3 meses a 4 años. Este cambio supone una diferencia fundamental ya que hasta ahora el abandono estaba considerado tan solo una imprudencia leve y enviaba a la vía civil (mucho más cara que la vía penal) el 90% de las lesiones por accidente.
Esto además se sumará al castigo que reciba el infractor que provocó el accidente. En ese sentido, por imperativo legal, se considerará imprudencia grave conducir bajo los efectos del alcohol –con tasa superior a 0,60 mg/l (aire espirado)– y/u otras drogas o con exceso de velocidad –superando el límite en 60 km/h (vía urbana) o en 80 km/h (interurbana)–.
También aumenta el castigo de estos delitos, que pasa de los 4 años de prisión actuales a 6 años de prisión si se producen dos fallecidos y hasta 9 años si el número de fallecidos es “elevado”. Será el juez el que decida qué número es “elevado”. El Código Penal califica estas conductas de “particularmente graves” e indicativas de “especial negligencia por parte del conductor”. Hasta ahora, los jueces valoraban cada caso y, en ocasiones, no consideraban estos comportamientos como imprudencias graves.
Por último, la reforma también ha servido para definir la imprudencia menos grave y vincularla a las infracciones graves de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial. Así, este tipo de imprudencias conlleva penas de multa de 3 a 18 meses y la privación del derecho a conducir hasta los 6 años si se producen muertes o lesiones.
¿Cuáles son? Usar el teléfono móvil mientras se conduce, realizar un adelantamiento sin la completa seguridad, velocidad excesiva o inadecuada que acabe con una salida de la vía, la marcha atrás en autopistas y autovías, no detenerse en una señal de stop o ante un semáforo en rojo, incumplir la preferencia de paso de un peatón o ciclista y vulnerar la protección del ciclista durante un adelantamiento.
