2018 finaliza con los moteros soliviantados por las últimas restricciones a la circulación de motos en el centro de Barcelona y Madrid. Ambos ayuntamientos equiparan este medio de transporte a los coches, aunque para los motoristas las dos ruedas pueden ser parte de la solución y no del problema. Ni ocupan lo mismo ni contaminan lo mismo ni provocan tantos accidentes, ¿por qué tratarnos igual entonces?, parecen preguntarse los amantes de las dos ruedas.
Entre 3.000 y 5.000 motoristas, según diferentes cifras del Ayuntamiento de Barcelona o de los propios organizadores, colapsaron el centro de Barcelona el pasado domingo, 2 de diciembre, para exigir un cambio en las políticas de movilidad del consistorio y, especialmente, para denunciar las «restricciones circulatorias». La manifestación se repetirá en Madrid el 16 de diciembre con las mismas reivindicaciones. La Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas, la Agrupación Motera Catalana y un buen número de motoclubes de toda España están detrás de estas dos macro movilizaciones.
Ambas ciudades son la punta de lanza de un cambio en la manera de entender la movilidad en el centro. Las medidas pretenden ‘limpiar’ el ambiente y las calles de la excesiva presencia del tráfico rodado particular para dar más protagonismo al peatón, la bicicleta y el transporte público o compartido. No obstante, tanto Madrid como Barcelona han decidido que las motos deben sufrir en la misma medida que los vehículos de cuatro ruedas.
En ese sentido, las limitaciones para unos y otros vienen marcadas por la famosa etiqueta medioambiental que entró en vigor el pasado mes de abril. A pesar de que los vehículos de dos ruedas son por definición bastante menos contaminantes que turismos y furgonetas, la Dirección General de Tráfico decidió que las categorías debían ser las mismas para todos.
Anesdor, la asociación nacional de empresas del sector de las dos ruedas, presente en las negociaciones para sacar adelante el distintivo ambiental, ha insistido en varias ocasiones en que no pueden compararse coches y motos. Por ejemplo, la etiqueta C engloba a motos Euro4 y turismos diésel Euro6, aunque “las etapas de coches y motos no son equivalentes”.
Entre discusiones, disquisiciones y, por qué no decirlo, sin creer del todo que esto de las etiquetas ambientales iba en serio, Madrid y Barcelona han puesto en marcha sus protocolos anticontaminación en momentos puntuales, aunque sin duda lo más importante es la creación de zonas de bajas emisiones en las que las prohibiciones transitorias se convierten en permanentes.
Es ahí donde el colectivo motero se siente maltratado y desamparado. Según datos del diario El Periódico solo en Barcelona hay censadas 287.000 motocicletas, es decir, el 30% del parque total de vehículos, lo que la convierte en la ciudad con más motos de toda Europa. Por otra parte, Madrid Central ya es una realidad desde el 30 de noviembre. Solo las motos con etiqueta ECO y Cero pueden circular sin pegas. Quizás esta ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los motoristas. ¿Asistiremos a un 2019 de manifestaciones moteras por todo el país?
REIVINDICACIONES DE LOS MOTORISTAS
Entender la motocicleta como una solución a la movilidad, no sufriendo restricciones circulatorias contrarias a la realidad y a la necesidad de los ciudadanos ni tan siquiera en la almendra central o centro de la ciudad.
Habilitar carriles especiales para moto de entrada a las ciudades de Madrid y Barcelona, en determinadas vías y amplitud de un carril, en vías de varios carriles, para el filtrado hasta línea avanzada de detención.
Respetar el marco legal en materia de seguridad vial en general y de señalización e infraestructuras en particular, prestando especial atención a coeficientes de rozamiento, obstáculos y modos de segregación del carril bici, ciclos semafóricos, señalización de obras, etc.
Activar y ejecutar planes de seguridad vial eficaces, basados en el conocimiento del riesgo y en la investigación en profundidad de los siniestros, para la reducción de la accidentalidad.
Ampliar las líneas avanzadas de detención en intersecciones reguladas por semáforos y permitir el uso del carril bus en determinadas vías.
Incrementar los estacionamientos de motocicletas en superficie con estrategias inteligentes e instalar sistemas antirrobo de motocicletas tipo anillas de seguridad o similares.
Hacer campañas sobre visión periférica y filtrado de riesgo durante la conducción para todo tipo de conductores, incluidos los de motocicletas.
Trabajar en la solución tecnológica para la eliminación de las rejillas metálicas ilegales, que son todas.
Realizar campañas sobre todos los conductores sobre disciplina semafórica.
Abrir una mesa técnica de trabajo especial de seguridad de motociclistas, con el tejido asociativo organizado, para su debate técnico, consenso y toma de decisiones.