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Todo lo que debe hacerte desconfiar antes de comprar una moto usada

La industria del motociclismo no acaba de estar a gusto con una realidad en la que los usuarios se decantan más por adquirir una moto usada que por un nuevo modelo recién salido de fábrica. Como muestra un botón en forma de dato ofrecido hace unos días por Anesdor, la asociación que aglutina al 96% del sector de las dos ruedas en España.  En 2008, se vendían las mismas motos usadas que nuevas, ahora -y cuando se supone que hemos dejado la crisis atrás- las usadas multiplican por 2,2 a las nuevas. Es cierto que el auge del mercado de segunda mano no ayuda a renovar un parque bastante envejecido (14,7 años de media), aunque no es menos cierto que la recuperación económica, al menos a pie de calle, no es tan palpable.

Por decirlo de una manera coloquial, el sentir de muchos aficionados a las motos que quieren estrenar o cambiar de máquina, tras hacer sus cuentas, es exclamar ‘Esto es lo que hay’ y comenzar a bucear por el amplio y siempre complicado mundo de la segunda mano.  Amplio porque la venta en concesionarios o entre particulares no deja de crecer, sobre todo a través de internet. Complicado porque no siempre es sencillo conseguir un buen precio y unas buenas prestaciones que garanticen no ya la durabilidad de la moto, sino la seguridad en carretera.

En Tienda Moto nos hemos preguntado cómo podríamos ayudarte a realizar una buena compra de una moto usada y la verdad es que creemos que es mucho más fácil partir de lo que no debes hacer, es decir, tener claras las cosas sobre las que debes desconfiar.

Los papeles de la moto no están al día

El hecho de que el dueño de la moto que quieres comprar tenga los papeles al día quiere decir que se mueve. Una moto sin la ITV pasada o sin seguro seguramente lleva parada algún tiempo y no te va a ofrecer garantías de que tiene, al menos lo fundamental, en orden.

La moto tiene deudas o no está al corriente de todos los pagos

Hay personas que no comprueban que la moto esté al corriente de todos los pagos, a pesar de que puede ser un marrón importante. Lo primero es saber si está libre de multas e impuestos municipales. Luego ya decidirás si te merece la pena asumir la deuda negociando una rebaja en el precio final. ¿Dónde puedes comprobarlo? En la Jefatura Provincial de Tráfico más cercana a tu domicilio, aunque lo más transparente es que la persona que te venda la moto te facilite toda la información.

No existe libro de mantenimiento

Pueden contarte todos los cambios y mejoras habidas y por haber, pero lo lógico es que lo veas todo en un libro de mantenimiento. Es mala señal, pero puedes ser bienpensado y entender que quizás no todo el mundo es tan ordenado. Si, en su defecto, ni siquiera te enseñan facturas de los cambios, te aconsejamos que pongas esa moto en cuarentena.

Pegas para hacer una revisión

Imagina que no existe libro de mantenimiento, ni facturas, pero, por lo que sea, quieres darle una tercera oportunidad a la moto, y pides llevarla a un taller para hacer una revisión. Cualquier pega o impedimento por parte del vendedor para comprobar que todo está bien, debería echarte para atrás.

Imposibilidad de realizar una prueba

Hay pocas cosas que puedan justificar la compra de una moto usada sin hacer una prueba previa. Salvo que conozcas al dueño y sea de tu entera confianza, dar una vuelta con ella es condición necesaria para empezar a plantearte en serio la operación. Si no puedes hacerla tú mismo porque al dueño le de yuyu que te pires con ella o que te pase algo, vete de copiloto. Cinco o diez minutos pueden aclararte muchas dudas.

Modificaciones no incluidas en la tarjeta de inspección técnica

Puede que te encapriches de una moto por su particular estética o por sus añadidos y tuneos. Nada que objetar siempre y cuando todas estas modificaciones estén incluidas en la tarjeta técnica del vehículo. Te asegurarás así de que los cambios han sido ‘legalizados’ y que, cuando te toque pasar la ITV, no tendrás sorpresas desagradables.

Exigencias de pagos por adelantado

La compra venta de una moto usada es sencilla y rápida. No es de recibo que te pidan pagos por adelantado o reservas y mucho menos sin un contrato por delante. Paga tu moto en el momento de la venta, no antes. Hablando de contratos, recuerda que para que sea legal debe incluir:

  • Datos de la moto (marca, modelo, matrícula y número de bastidor).
  • Datos del comprador y vendedor.
  • Claúsulas del contrato pactadas por ambas partes.
  • Precio de venta.
  • Firma de ambos.

No olvides también que deberás abonar el impuesto de transmisiones patrimoniales ante Hacienda de tu Comunidad Autónoma, aportando la siguiente documentación:

  • Contrato de compraventa o una fotocopia del mismo.
  • Fotocopia del documento de identidad del vendedor.
  • Solicitud de cambio de titularidad del vehículo firmada por comprador y vendedor.
  • Documentación del vehículo (tarjeta ITV, permiso de circulación y recibo del impuesto municipal pagado correspondiente al año anterior al trámite).

Este trámite puedes hacerlo por Internet si tu domicilio fiscal se encuentra en Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Illes Balears, Madrid, Murcia y la Comunidad Foral de Navarra.

Por último, deberás dirigirte a cualquier Jefatura de Tráfico y pagar las tasas para formalizar el cambio de titularidad, es decir poner la moto a tu nombre. Nuevamente, deberás aportar toda la documentación que te hemos detallado anteriormente.

Dudas entre los kilómetros declarados y el estado de la moto en general

Al igual que con las tareas de mantenimiento, el dueño puede darte una información sobre el kilometraje que no se ajuste del todo a la realidad. Si tienes dudas o, por ejemplo, el cable del cuentakilómetros está roto (eso en sí ya es un mal augurio), puedes fijarte en el estado de algunos elementos como reposapies, manetas, puños o sillín para intuir si la moto tiene muchas más rutas a sus espaldas de las que el vendedor quiere admitir.

Ruidos extraños al pilotar

Los ruidos extraños son una de las mejores maneras de descartar una compra que, en teoría, parecía buena. Tanto si te dejan pilotar la moto como si tienes que ir de copiloto, abre bien los oídos. Una moto en buen estado, como mínimo, hará los cambios sin ruidos, el embrague no chillará y su sonido general al ralentí será suave y continuo. No siempre es posible, pero la mejor manera de saber que todo suena como tiene que sonar es probar un modelo idéntico en buenas condiciones de uso y mantenimiento.

Neumáticos viejos o desgastados

Fíjate en la zona central de la banda de rodamiento. El Reglamento General de Vehículos establece que las ruedas deben tener “una profundidad en las ranuras principales de la banda de rodamiento que, como mínimo, debe ser de 1,6 mm“. Los fabricantes de ruedas les ponen un testigo o marca en el fondo del dibujo de la rueda. Si ves que esa marca está al mismo nivel que el dibujo tendrás que cambiarlo sin demora. En cualquier caso, puedes aprovecharlo para renegociar el precio final.

Tampoco estará de más que mires la información impresa en la goma del neumático ya que, entre otras pistas, te dirá el año de fabricación de las ruedas, si están hechas en Europa y si tienen el etiquetado correcto.

Sillín rajado o pelado

Te puede parecer un detalle, la guinda del pastel, pero un sillín rajado o pelado puede estar diciéndote que esa moto duerme en la calle con el desgaste general que eso conlleva.

Bajos en mal estado

Si quieres una moto para pilotar preferentemente en ciudad, te aconsejamos que intentes echar un ojo a los bajos para que compruebes el estado del escape y la quilla (en caso de que estén colocado ahí, claro está). Golpes y abolladuras pueden ser síntomas de que no se ha tenido especial cuidado al subir y bajar de los bordillos.

Plásticos y tapas que no encajan bien

Si las tapas y plásticos no encajan bien, puede ser señal de que la moto ha tenido golpes y caídas. Suele ser más habitual en scooters ya que circular en ciudad las expone a coches, bicis, peatones y un sinfin de señalización vertical y horizontal. La probabilidad de tener toques es mayor.

Arañazos y raspaduras

Un arañazo por aquí, un raspón por allá. ¿De verdad son tan inofensivos como quieren hacerte creer? Pueden esconder daños graves en el carenado, pantallas y colines o, como en el caso de los estribos y avisadores, ser consecuencia de una caída o de que el anterior piloto se tumbaba demasiado en las curvas.

Discos de freno desgastados en su parte exterior

Son sinónimo de gastos inmediatos para ti porque no puedes pilotar con unos discos de freno en mal estado. Está en juego tu seguridad. Aparca la compra o negocia una rebaja en el precio.

Tendencia a irse hacia los lados a baja velocidad

Si observas que la moto se va hacia los lados cuando circulas a una velocidad baja, puede que tenga problemas graves en el chasis, las ruedas o la dirección.

Olor a aceite en el tubo de escape

Puede hacer diversas razones por las que una moto pierda aceite por el tubo de escape y, la verdad, es que ninguna es buena: una mayor cantidad de aceite de la recomendable, un filtro de aceite viejo o estropeado, problemas en el carburador, daños en el retén de bancada del cigüeñal o desgaste en los aros del pistón.

Restos de grasa en las barras de las horquillas

Los restos de grasa en las barras de las horquillas nos están diciendo que seguramente haya daños en el retén, lo mismo que si ves golpes, arañazos o dobleces.

Información correcta e ideas claras

Antes de lanzarte a comprar una moto usada, te recomendamos que te informes y tengas las ideas claras. Solo así te blindarás ante gangas y cantos de sirena que solo te harán desperdiciar el dinero. La información, por orden de fiabilidad, puedes extraerla de tu círculo más cercano, talleres especializados (si tienes la suerte de tener algún amigo o familiar mecánico) y la red. Sobre internet, lo mejor es que busques sitios y blogs de referencia en los que haya reviews lo suficientemente completas como para que conozcas al dedillo los puntos fuertes y débiles del modelo que tienes en mente.

Por otra parte, plantéate algunas preguntas de base que funcionen como una declaraciones de intenciones. Las principales: ¿Para qué necesito la moto? ¿Qué uso le daré? ¿Qué presupuesto tengo?

Por último, adquirir una moto es solo el primer paso de una serie de gastos fijos. Tendrás que contar con un seguro obligatorio, pagar anualmente el impuesto de circulación, hacer un mantenimiento e invertir en un correcto equipamiento. Solo así te convertirás en un motero con todas las letras.

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