Todo buen motero sabe que, independientemente de si su moto o scooter es nueva o de segunda mano, más cara o más barata, más o menos potente, llevar un mantenimiento riguroso es básico. No solo porque la motocicleta durará más, sino también porque reduciremos la posibilidad de sufrir un accidente, una caída o de quedarnos tirados en mitad de la nada. Dentro de esas labores de continua vigilancia, sin duda, uno de los puntos más importantes son los neumáticos.
Llama la atención el hecho de que, siendo una tarea de lo más sencilla, muchos motoristas pasen por alto este punto, más si tenemos en cuenta que son las ruedas las que, por así decirlo, nos ‘atan’ al suelo. En ese sentido, para revisar el estado de los neumáticos no necesitas ir a un taller especializado. Al menos, no en principio. Solo te harán falta algunos conocimientos mínimos, tu capacidad de observación y tener constancia.
Observa de cerca tus neumáticos
Agacharte y observar. Esta es, a nuestro juicio, la primera clave para mantener un neumático en perfecto estado. Debes revisar ambas ruedas a nivel visual periódicamente -los profesionales hablan de, al menos, una vez al mes- para certificar el nivel de desgaste que puedan tener.
Fíjate atentamente en los indicadores de desgaste
Para saber el índice de desgaste de un neumático solo tendrás que fijarte en los chivatos o indicadores que los diferentes fabricantes incluyen en el diseño. Si miras el dibujo de la cubierta, concretamente dentro de las ranuras (también llamados surcos de evacuación de agua), verás unas pequeñas protuberancias de goma de aproximadamente 1 milímetro de altura.
Cuando estas marcas están alineadas con la banda de rodadura o directamente borradas quiere decir que, en mayor o menor medida, están rozando con el asfalto, y por tanto, la vida útil del neumático ha finalizado. Lo suyo es sustituirlo ya que, si lo sigues usando, correrás un serio riesgo ya que te dará problemas de eficacia y seguridad.
Comprueba la presión asiduamente
Otro aspecto muy importante en lo referente a los neumáticos es comprobar periódicamente la presión de los mismos. También depende de la intensidad de uso que realices de tu moto, pero una vez al mes y, además, una verificación más profunda cada vez que emprendas un viaje largo son los mínimos recomendables.
Lo ideal es hacer esta operación en frío. Un cálculo sencillo puede ser llegar a la gasolinera, repostar, pagar e ir hasta la máquina de presión. Habrán pasado unos 10 minutos y el aire del interior de las ruedas estará a temperatura ambiente.
La presión adecuada es la que indica el fabricante de cada vehículo, a pesar de que en internet encontrarás millones de artículos sobre los supuestos beneficios de ir con un poco más o menos de presión en las ruedas. Si optas por pilotar con la presión por debajo o por encima de lo que toca, tienes todas las papeletas para que la moto flanee, se ponga rebotona o incluso resulte difícil de controlar.
Por otra parte, piensa que, en el caso de una scooter, es la parte trasera la que soporta todo el peso del motor, del piloto y del pasajero. Por ello, en este tipo de motos -y especialmente en maxiscooters, con una rueda de un diámetro relativamente pequeño pero que soporta mucho peso- es vital cerciorarte de que la presión de la rueda trasera es la óptima. Sabemos que puede resultar incómodo y sucio, pero redunda en tu seguridad, así que manos a la obra y sin miedo a mancharte un poco.
Por último, nuestra opinión sobre inflar los neumáticos con nitrógeno, en vez de con aire normal, es que el diferencial que podemos obtener es prácticamente inapreciable. En teoría, el nitrógeno es un gas algo más estable que el aire y puede contribuir a que las presiones se mantengan en el nivel óptimo deseado tanto en frío como en caliente. Sin embargo, en la práctica, el aire que respiramos está compuesto por el 78% de nitrógeno. Para que te hagas una idea, incluso los equipos de Moto GP usan aire normal.
Hablando de carreras y circuitos, cabe comentar que, por prestaciones, exigencias y situaciones de alto régimen continuado, este tipo de motos de competición se rige por unos parámetros de presiones completamente distintos de los de la calle. Estas instrucciones, por así decirlo, solo son aplicables en circuito y nunca deben imitarse en la carretera. Aunque seamos pilotos expertos y rápidos, lo más probable es que acabemos poniendo en riesgo nuestra seguridad, la de nuestra moto y la del resto de usuarios de la vía.