El verano es la época más propicia para prescindir de las paredes y dormir en una tienda de campaña o, si eres de los más atrevidos, vivaquear y pasar la noche al raso. Para los que conciben sus escapadas moteras entre curvas y naturaleza, puede ser la manera más auténtica y salvaje de viajar. Ni coche, ni reservas, ni grandes equipajes, ni abultados presupuestos. La acampada libre, además de ser baratita, tiene una magia especial y es que ofrece el contacto más directo con aquello que muchas veces, con el trajín diario, echamos de menos: las estrellas, la tierra, la luz radiante del sol, las noches tibias, el aire puro.
No obstante, antes de plantearte una aventura así, debes tener claros algunos conceptos, saber qué legislaciones existen, bajo qué condiciones es preferible acampar o en qué zonas es más seguro hacer acampada libre sin que te pongan una multa por ello. Porque sí, te puede caer un multazo si no te informas bien. ¡Vamos a ello!
¿Acampada libre o zona de acampada controlada?
En términos generales, la acampada libre no está vista con muy buenos ojos en España. Es una pena pero, entre otras cosas, tiene mucho que ver el hecho de que muchas personas no sean precisamente limpias y respetuosas con el medio ambiente. Para evitar incendios y la degradación de zonas con alto valor ecológico, las leyes son tan restrictivas que resulta muy complicado disfrutar de ese hotel de un millón de estrellas que es la Naturaleza.
Para que te hagas una idea, la legislación marco estatal corresponde a 1966, pero cada comunidad autónoma, e incluso cada municipio, puede tener su propia normativa. En ese sentido, lo primero que tendrás que tener en cuenta es que, según la Orden de 28 de julio de 1966, de ordenación turística de los campamentos de turismo, fuera de los citados campamentos de turismo –es decir, todo lo que no sea un camping oficial de pago- “no podrán instalarse conjuntamente más de 3 tiendas o caravanas, sin que en ningún caso pueda exceder de 10 el número de acampadores, ni prolongarse la acampada en el mismo lugar más de 3 días. Se entenderá que la acampada es conjunta cuando entre los grupos de tiendas exista una distancia inferior a 500 metros”.
Bajo esta premisa, si vas a hacer una ruta motera en grupo, lo primero echad números, aunque parece que lo tenéis un poco crudo. Si vas solo o en pareja, no cantes victoria tan rápido porque esta disposición general puede quedar invalidada por una norma autonómica o local. En ese sentido, desde ya te decimos que Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Extremadura, Galicia, Madrid y Valencia prohíben expresamente la acampada libre en todo su espacio.
La alternativa en el resto es llamar al ayuntamiento de turno e informarte antes de hacer nada. Los hay que han habilitado zonas de acampada controlada en la que es obligatorio solicitar un permiso previo (de ahí lo de controlada). Algunas poseen servicios mínimos como agua, recogida de basuras y WC, aunque existen otras que no tienen nada salvo el terreno acotado para acampar.
En internet circula un mapa colaborativo de zonas de acampada controladas que puede servirte de ayuda, aunque insistimos, lo mejor es hacer una llamada primero e ir sobre seguro. También puedes consultar las distintas webs de los ayuntamientos o visitar las oficinas de Turismo.
La acampada itinerante o pernocta puede darte menos problemas
Si te has planteado una ruta en solitario en la que irás, como se suele decir, donde te lleve el viento, puede que el concepto de acampada itinerante sea tu gran aliado. Eso sí, siempre y cuando seas ejemplar en tu comportamiento y elijas lugares autorizados o discretos.
Si te fijas, la ley de 1966 establece un límite máximo de 3 días. ¿Quiere decir esto que puedes hacerlo en cualquier lugar? Ni mucho menos, pero si vas moviendo tu campamento así, es posible que la Policía te ponga menos pegas si te pilla.
Por darte solo 3 ejemplos, la ley gallega habla explícitamente de acampada itinerante por un período no superior a 2 noches; en Canarias rigen los 3 días de la norma estatal y en Cataluña, concretamente en el Parque Natural del Alt Pirineu, está permitida la acampada entre las 8 de la noche y las 8 de la mañana, una sola noche en cada localización y para grupos no superiores a 3 tiendas o 15 personas.
Todo es cuestión de informarte antes y, sobre todo, de tener sentido común. Si acampas a última hora del día y te vas a primera hora de la mañana es más que posible que nadie te vea. Si escoges lugares alejados de los núcleos urbanos, también. Y, sobre todo, si no dejas huella, no te meterás en problemas. ¿Qué es eso de no dejar huella? Sencillamente que evites hacer fuego, te lleves tu basura, no montes escándalos si vas en grupo y dejes todo tal y como te lo encontraste. Vamos, que no se ‘huela’ que has pasado la noche allí.
Vivac, la opción más discreta de todas pero no la más fácil
Vivaquear es dormir a la intemperie sin ninguna estructura que sirva techo con o sin saco de dormir. Es algo así como una pernocta de emergencia porque la esencia del vivac es que sea temporal o provisional. Normalmente, está reservado para rutas de alta montaña y, aunque existe legislación al respecto, es una de las mejores opciones para evitar problemas con las autoridades.
Sin embargo, ojo con minimizar los riesgos. Hay que ir bien preparado para que la noche no se convierta en un infierno. A más altura más frío y menos medios. Aunque para algunos es la opción más pura, quizás no sea la mejor si va a ser tu primera ruta motera larga. En este caso, un refugio de montaña puede ser mejor elección.
Lugares bonitos pero problemáticos
Sabemos que molaría mucho acampar en una playa o en algún rincón maravilloso de alguno de los 15 Parques Nacionales que hay en España, pero lo cierto es que son 2 de los lugares más problemáticos. Primero porque suelen ser territorios protegidos y segundo porque, en consecuencia, suelen tener más vigilancia de lo habitual, especialmente en verano. Por razones obvias de conservación, las excepciones en ambos emplazamientos son contadísimas y suelen tener que ver con eventos organizados. Salvo eso, si no quieres líos, abstente de acampar e incluso vivaquear si no es por una cuestión de supervivencia.
Otras estampas idílicas que pueden acabar siendo un problema son los cauces de los ríos, los barrancos, acantilados y zonas propensas a las avalanchas de nieve. No montes ahí tu tienda por tu bien y también por el de tu moto. Por último, siempre puedes preguntar a los lugareños dónde se puede acampar. Nadie mejor que ellos para informarte.
Complementos mínimos para este tipo de viajes moteros
Plantearte un viaje en moto sin la comodidad que supone dormir en un hotel, hostal, pensión o camping oficial requiere ser bastante precavido. Ni tú ni tu moto vais a contar con vigilancia, así que en primer lugar es obligado que lleves un buen antirrobo. Otro accesorio que nos parece fundamental en estas salidas es un navegador GPS que te pueda orientar sobre zonas discretas y alejadas en las que acampar sin levantar demasiadas sospechas.
Por supuesto, no olvides la tienda de campaña. Cuanto más pequeña y disimulada mucho mejor. La gama de los colores verdes se camuflan bien en la Naturaleza. Las que se utilizan en la montaña suelen ser más ligeras y pesan poco, ideal para llevarlas en la moto.
Otros imprescindibles son el saco de dormir, la esterilla y una funda de vivac. No te asustes porque hay verdaderas maravillas que ni ocupan ni pesan demasiado aunque, claro, su precio suele ser superior. Si vas a repetir experiencia, seguramente la inversión merezca la pena.
Por último, un kit de acampada que incluya una linterna, una navaja multiusos y un tubo potabilizador de agua podrán sacarte de más de un apuro.
A esto tienes que añadir todo lo que creas necesario en cualquier ruta motera. En nuestro blog hemos hablado en muchas ocasiones sobre cómo organizar un motoviaje. Te invitamos a echar un vistazo a nuestra guía completa para tu primer viaje en moto o a nuestras entradas especiales acerca de cómo seleccionar el equipaje y cómo colocarlo en la moto.