No hay por qué negar que entramos en una temporada en la que pilotar una moto puede hacerse complicado. Durante el otoño y el invierno la carretera es, si cabe, más dura para los motoristas. Al mal tiempo se une, sobre todo, la falta de formación propia o ajena para reaccionar adecuadamente y no acabar teniendo un accidente. Por eso, en este post te proponemos conocer las 7 situaciones meteorológicas más adversas y qué debes hacer para pilotar tu moto sin miedo.
Sin embargo, no entiendas sin miedo como atrevimiento, sino más bien todo lo contrario. De hecho, vas a darte cuenta de que lo más valiente en algunas situaciones meteorológicas es dejar la moto aparcada o parar hasta que la cosa mejore. Sin jugarnos el tipo porque, al fin y al cabo, ¿para qué andamos en moto si no es para disfrutar?
Caída de hojas en la calzada
Quizás no sea exactamente una situación meteorológica, pero es una de las consecuencias más visibles de la entrada del otoño. La estampa, todo hay que decirlo, es espectacular con toda esa gama de colores en los árboles, pero cuando las hojas caen y se acumulan en la calzada pueden causar muchos problemas a los motoristas.
La situación empeora más si cabe cuando llueve y hace viento. Por un lado, las hojas son movidas por toda la calzada y, por otro, el agua puede hacer que se pudran generando un efecto deslizante en el pavimento. Resultado: resbalones y caídas si no andamos atentos.
Es un problema que vas a sufrir especialmente si te mueves por ciudad o localidades pequeñas, no tanto en autopistas y autovías. Por descontado, si vas a hacer una ruta de otoño para disfrutar de esos paisajes únicos tendrás que redoblar tu atención en las vías que escojas.
¿Qué hacer?
Pérdida progresiva de luz diurna
Otro de esos fenómenos que dificulta disfrutar de la moto como en verano es la progresiva pérdida de luz diurna. En otoño los días se acortan mucho lo que hace que tengamos menos horas de conducción segura, por así decirlo.
Aunque se hace largo y ahora mismo pueda parecerte mentira, lo cierto es que las jornadas comienzan poco a poco a ser más largas a partir del 22 de diciembre. Así es. El día que la lotería puede cambiar tu destino, es también el más corto del año. A partir de ese momento, se acabaron esos atardeceres a las seis de la tarde.
¿Qué hacer?
Lluvia
Es una de las condiciones climatológicas más incómodas para pilotar, pero si te ganas la vida como repartidor o es tu medio de transporte habitual, no tendrás más remedio que hacer todo lo posible para controlar los efectos del agua en tu moto, en ti y en la carretera.
¿Qué hacer?
Atención a los frenos y las pastillas
El agua puede entrar fácilmente en contacto tanto con los discos como con las pastillas de freno. Aparte de llevar unas pastillas adecuadas para suelo mojado, córtate con los frenazos bruscos. Si llueve con intensidad y frenas de manera abrupta, es muy probable que patines con la rueda trasera y derrapes con la delantera.
Vigila y protege las partes más sensibles a la lluvia
Si no tienes cuidado, muchas partes de la moto que están al aire se irán llenando de corrosión. Si te ha pillado una tormenta, lo mejor es que cuando aparques eches un vistazo, limpies y protejas. Frenos, pedales, embrague, cadena, amortiguadores o suspensión deben estar siempre en perfectas condiciones.
Neumáticos con la presión justa
Como te hemos dicho ya alguna vez, lo único que te ata al suelo son tus neumáticos. Si usas tu moto en otoño e invierno, hazles un buen mantenimiento porque de ello depende la capacidad que tendrán las ruedas de evacuar el agua hacia el exterior. Mira el estado de la cubierta, la profundidad del dibujo y, sobre todo, respeta la presión que aconseja el fabricante.
Algunos accesorios salvadores
Hay accesorios que pueden salvar algunas partes de tu moto y otros que pueden salvar algunas partes de tu cuerpo. Por ejemplo, una funda para el sillín hará que este no se moje o se raje con el agua. Para ti te aconsejamos que tires de paramanos, puños calefactables, manoplas y cubrepiernas. Todo es poco cuando se trata de no sentir frío y humedad.
Dobla la distancia de seguridad con el vehículo que te precede
Además de que tendrás más tiempo de reacción en caso de frenado brusco, también es cierto que no te comerás toda el agua que vaya expandiendo y salpicando las ruedas del vehículo de delante.
Valora el riesgo desde las primeras gotas
Ojo porque muchos moteros se preocupan cuando llueve mucho, pero siguen circulando como si nada cuando comienza a chispear. Valora el riesgo desde el minuto cero porque esas primeras gotas pueden convertir una carretera normal en una muy deslizante. Se cumple aquello que suelen decir nuestros mayores de que la lluvia limpia solo si tiene la suficiente fuerza.
No te tumbes en las curvas y conservarás mayor superficie de agarre
Cuando llueve cambia la manera de coger una curva. Lo mejor es cogerla por el exterior sin tumbarse demasiado para aproximarse al interior de la misma y salir de nuevo con la trayectoria hacia el exterior.
Aprende a evitar el aquaplaning
El aquaplaning se produce cuando hay tanta agua en la calzada que supera a la capacidad de evacuación de tus ruedas. La consecuencia es que los neumáticos acaban, por así decirlo, despegándose del suelo porque han perdido todo su agarre. La velocidad alta -además de la lluvia y un mal mantenimiento- es una de las principales causas de este fenómeno. Modera la velocidad y tendrás medio camino hecho.
Mantente alejado de las 'trampas'
Los motoristas se quejan mucho de las ‘trampas’ que hay en muchas calzadas y con razón. No obstante, la primera lección que podemos extraer es que siempre hay que mirar un poco más allá de tu rueda delantera. Será la única manera de poder reacción a tiempo o, incluso, un poco antes.
Por ejemplo, esa alcantarilla que no da abasto, las marcas viales en el suelo que resbalan una barbaridad, los camiones que dejan un reguero de aceite y los charcos (pequeños y grandes).
Por otra parte, los días de lluvia se incrementan los accidentes. Decide si realmente estás preparado para salir ahí fuera o vas a ser parte del problema. No pasa nada por coger el transporte público. De hecho es una decisión muy inteligente.
Nieve, hielo y granizo
Es seguramente de las peores situaciones meteorológicas para coger la moto porque los riesgos de sufrir un percance son bastante altos a no ser que seas un piloto de lo más experimentado. Aunque así fuese, sigue siendo una mala idea, la verdad.
La nieve, el hielo y el granizo dejan las carreteras en un estado muy precario y con muy, muy pocas condiciones de seguridad. Cuanto más pequeña y recóndita sea la vía, peor. En pocas palabras, déjalo para otro día.
Entre otras cosas, por ejemplo, la nieve dificulta la vista de los otros usuarios de la vía, cualquier marca vial y la señalización tanto horizontal como vertical. Además, cuanta más nieve soporten tus neumáticos menos agarre tendrán y más crecerán las posibilidades de patinar, derrapar, perder el control e irnos al suelo.
Por último, pilotar con nieve, hielo o granizo sin la ropa adecuada te dejará, cuanto menos, sin sensibilidad en manos, piernas y pies. A cero coma del desastre, vamos.
Si aun así, te pilla una nevada, granizada o alguna helada en moto, te damos algunas recomendaciones básicas.
¿Qué hacer?
Niebla
Aunque la niebla puede darse en cualquier momento del año, es una situación meteorológica más propia del otoño e invierno. Esencialmente son nubes muy bajas formadas por pequeñas gotas de agua en suspensión. Además de reducir la visibilidad en diferentes grados, producen una llovizna con sensación de frío y humedad.
Una niebla espesa te dejará sin visibilidad a menos de 200 metros y es muy posible que te cale hasta los huesos si no vas debidamente preparado.